Muchas personas tienen grandes conflictos mentales por la ocurrencia en sus vidas de situaciones estresantes del pasado que las han dejado con un trauma muy difícil de superar.

Los años pasan, sin embargo, el trauma permanece y en muchos casos se fortalece cuando se suceden eventos estresantes de la misma naturaleza que el trauma básico.

Estos conflictos y traumas del pasado marcan a las personas de una forma muy perjudicial, ya que limitan su capacidad para ser felices en la vida y desarrollar sus potencialidades innatas.

Una vez había una niña muy retraída, siempre andaba triste, escondiéndose de todos, daba la sensación de que estaba temerosa de que algo terrible ocurriese.

Tratando de comprender lo que ocurría con ella, descubrimos que era maltratada en su hogar, reprobada en casi todo lo que hacía, maltratada con castigos innecesarios o que sobrepasaban la travesura que había cometido.

En una persona así la luz no puede percibirse, podríamos estar frente a un genio, a una gran artista, ante un gran deportista, una filántropa, pero con el trauma a cuestas es imposible que esas cualidades innatas puedan emerger.
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Esta niña tuvo la suerte de asistir a unas clases en las cuales se reforzaba la autoestima de las personas. Al principio, asistió muy temerosa, pero al cabo de un tiempo, era de las niñas que más participaba y se desarrolló en ella una extraordinaria capacidad para las relaciones públicas y la oratoria. De niña tímida, pasó a ser una gran presentadora y a tener grandes habilidades para el trato con las personas.

¿Qué ocurrió? Simplemente ella descubrió que todo aquello que le habían dicho en su hogar no era cierto, también comprendió que con su panorama de vida tenía dos opciones: la primera, continuar siendo una persona tímida y sin valor; la segunda, y por la cual había optado, era permitir que fluyeran todas esas cualidades innatas que tenía y que expresaba a través de su extraordinaria capacidad de oratoria y su trato con las personas.

No obstante, hay algo más. Aquella niña comprendió que todo lo que había ocurrido en su vida había tenido un fin muy particular. Ante su capacidad para el trato con las personas ella nos decía que fruto de los vejámenes que había recibido, había comprendido que una forma amable, cortés, las palabras amorosas, tenían una fuerte influencia en los demás, y que por lo tanto, los usaba frecuentemente.

Ante una grave situación del pasado tienes dos opciones: traumatizarte o comprender que lo ocurrido es simplemente una experiencia más de vida y, lo más importante, aprender cuál es la lección que tiene para ti.

Todo ocurre para bien. Todo lo ocurrido tiene una lección importante, es una materia más del curso llamado existencia, por medio del cual nos graduaremos en el Universo. (Nota la similitud de Universidad con Universo)

Las lecciones ocurren constantemente, por lo que hay que estar atentos a cuál será la nueva enseñanza que tengo que aprender. Una enfermedad, la escasez, la muerte de un familiar, un accidente, un despido, una ruptura, todos son acontecimientos en los cuales tendremos dos opciones: traumatizarnos, con las subsiguientes conductas, entre ellas, depresión, llanto, tristeza, melancolía; o por el contrario, meditar atentamente en lo ocurrido, aprender la lección, seguir adelante y triunfar.

Esta es la secuencia a seguir: meditar, aprender la lección, seguir adelante y triunfar.

Recuérdalo: meditar, aprender la lección, seguir adelante y triunfar.