Cuando era un jovencito acostumbraba viajar al campo con mucha frecuencia. Allá vivía mi abuela, fue una etapa de hermosas vivencias. Una vez entré por error a un corral en el que se encontraba un buey muy furioso. El animal, al verme, seguidamente me embistió y comencé a correr con todas mis fuerzas. El me tenía acorralado y la única forma de salir era saltando una verja que tenía enfrente. Sin pensarlo y sacando todas las fuerzas de mi ser, salté sobre la verja para evadir al animal, el cual impotente quedó arrastrando sus patas. Exhausto, al otro lado de la cerca, comencé a observar la verja del corral, la cual era imposible que saltara en condiciones normales. Una y otra vez volví al mismo lugar tratando de saber cómo había logrado tal proeza sin encontrar respuestas. Dentro de nosotros residen fuerzas que en determinados momentos se activan para librarnos de un peligro, para cuidar a alguien que amamos o para darnos un conocimiento fundamentado en la sabiduria espiritual. Es una provisión para casos extremos o para conectar con nuestro Ser Espiritual. Tenemos que saber que contamos con energías, fuerzas, facultades y conocimientos que están más allá de nuestro conocimiento. Aunque la ciencia se está acercando a este conocimiento, todavía las grandes potencialidades del ser humano son desconocidas.